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La Sinodalidad en la Iglesia y de la Iglesia

En esta serie, he intentado fundamentar nuestra comprensiĂłn de la iniciativa Faros de Luz en la imagen de la Iglesia como Familia de Dios. Como Familia de Dios, caminamos juntos de manera sinodal, imitando el caminar juntos de la Trinidad. Este “caminar juntos” requiere caminar tambiĂ©n con Cristo, a quien nos unimos en la EucaristĂ­a. Toda la Iglesia estĂĄ guiada tambiĂ©n por el EspĂ­ritu Santo, que nos convoca y nos guĂ­a en nuestro camino. Fue el EspĂ­ritu que cubriĂł a MarĂ­a en la concepciĂłn de JesĂșs y que descendiĂł sobre los ApĂłstoles cuando estaban en oraciĂłn con MarĂ­a en PentecostĂ©s. 

Confiando en el poder de Cristo y Su Espíritu y en la Virgen María, el Pueblo de Dios en la Arquidiócesis de Cincinnati se prepara para el camino que tiene por delante. Al hablar de la Iglesia como una familia que camina junta, podemos hablar de la sinodalidad en la Iglesia y de la Iglesia. 

La Sinodalidad en la Iglesia

La sinodalidad en la Iglesia se refiere a la vida divina en la que los miembros de la Iglesia comparten la sinodalidad de la Trinidad. Este compartir ocurre de diversas maneras, principalmente a través de la liturgia y los sacramentos, en los que todo el Pueblo de Dios camina hacia la Jerusalén celestial, con los miembros de la Iglesia ejerciendo sus diversos carismas y ministerios. La sinodalidad eclesial se encarna en las instituciones (sínodos diocesanos, consejos financieros parroquiales, consejos pastorales, etc.), cuando esas estructuras estån animadas por el Señor Resucitado y atentas a lo que dice el Espíritu. 

Estas “instituciones” son extremadamente importantes en el proceso Faros de Luz mientras las “Familias de Parroquias” desarrollan planes pastorales. SerĂĄ necesario tomar decisiones difĂ­ciles sobre cĂłmo trabajar en conjunto, las finanzas, las escuelas y las instalaciones. El enfoque no puede estar en aferrarse al pasado o aferrarse al poder; mĂĄs bien, el enfoque debe estar en la misiĂłn de evangelizar y descubrir lo que el Señor Resucitado y el EspĂ­ritu han preparado.

La relaciĂłn de los discĂ­pulos con Dios

Sinodalidad en la Iglesia también estå relacionada con la koinonía, que se refiere a la nueva relación que los discípulos tienen con Dios y entre ellos. La comunión de la Iglesia se revela como iniciativa de la Trinidad, mås que como resultado de la voluntad de personas que se asocian por razones de conveniencia, intereses comunes o negocios. La koinonía se refiere a una unión espiritual y a una concordancia de corazones y mentes que opera visiblemente (cf. Hechos 2, 42), comenzando con el bautismo a través del cual uno se incorpora a la vida de Cristo y la Iglesia, formando un societas.

La koinonía es un don incondicional de Dios que desea que todos compartan la vida de su Hijo y se solidaricen unos con otros; también es una obra espiritual que implica compartir el sufrimiento y el consuelo de los demås (cf. Romanos 12,13; 2 Cor 1, 5-7; Fil 3, 10; 4, 14) y realizando obras concretas de caridad (cf. Rom 15, 26; 2 Cor 8, 4; 9, 13; Gal 2, 9; Fil 1, 5; Fil 6). 

Caminar juntos en familia es una de las formas mås visibles y significativas de la comunión eclesial, que implica muchos modos de participación en la Iglesia. Si la comunión es compartir la fe y la misión de la Iglesia, este caminar es signo y cumplimiento de esa comunión. 

Por supuesto, habrĂĄ resistencia por parte de aquellos que no quieran o teman el cambio. La paciencia es necesaria. Cada persona y cada parroquia dentro de una familia debe preguntar: ÂżSoy un puente hacia la unidad dentro de la parroquia o soy una barrera? ÂżEstamos realmente buscando el camino a seguir o actuando como obstĂĄculos? ÂżCĂłmo nos convertimos en una comunidad evangelizadora?

La sinodalidad de la Iglesia

En nuestro camino, la sinodalidad de la Iglesia se refiere a la Iglesia que es como “un sacramento, o sea signo e instrumento de la uniĂłn Ă­ntima con Dios y de la unidad de todo el gĂ©nero humano” y que “se propone presentar a sus fieles y a todo el mundo con mayor precisiĂłn su naturaleza y su misiĂłn universal” (Lumen gentium, 1). Describe el camino de la Iglesia con toda la humanidad en la historia. 

Esta forma de ser se entiende propiamente no como una expresiĂłn de poder sino como un representatio ecclesiae, cuya autoridad proviene de Cristo para el servicio de la humanidad. ÂżQuĂ© tipo de rostro queremos mostrar como Iglesia? ÂżPodemos ser una Iglesia samaritana? Precisamente porque la ArquidiĂłcesis de Cincinnati ofrece tantos servicios a travĂ©s de escuelas, hospitales, Caridades CatĂłlicas, etc. a tantas personas no catĂłlicas, debemos ser conscientes de nuestra responsabilidad hacia aquellos en la comunidad en general a quienes servimos. Un enfoque en servicio en vez de poder puede ayudarnos a discernir el camino a seguir para promover el bien comĂșn y llevar la alegrĂ­a del Evangelio a quienes nos rodean.

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